La misma historia de siempre.

   En esta web siempre hemos defendido la cerveza artesana. Toda aquella cerveza que se haga con ingredientes naturales por un maestro cervecero (o aprendiz) es apreciada y deseada por los integrantes de esta web. Creemos firmemente que la cerveza natural, sin ningún tipo de aditivo, no solo está más buena, también es más intensa y beneficiosa para el organismo.  No obstante, hubo un señor que se aprovechó de su posición social para ganar mucho dinero en base a una mentira.

      Como muchos otros personajes a lo largo de la historia y en la actualidad, Guillermo IV de Baviera (que fue duque entre 1508 y 1550) usó su posición privilegiada para crear una ley que le beneficiara. Con la excusa de definir lo que él consideraba que debía ser la cerveza, en 1516 definió en una lista los ingredientes con los que se debía hacer la cerveza. Estos eran: agua, cebada malteada y lúpulo (la levadura se descubrió mucho después). Únicamente aquella cerveza que usara exclusivamente lo indicado en la lista podría ser considerado cerveza.

   Hasta aquí no hay nada raro. El "problema" para los comerciantes y productores de cerveza de la época era que este señor, Guillermo IV de Baviera, controlaba todo la cebada del territorio. Al tener el monopolio de la cebada, ingrediente que él mismo había hecho obligatorio para elaborar cerveza, podía controlar el precio del mismo. Gracias a esta ley se hizo muy rico a costa de los pequeños productores que no tenían más remedio que pagar lo que el caprichoso de turno quería cobrar.

   Como anécdota decir que se cree que ésta es la primera regulación legal de un alimento, aunque solo fuera para oprimir y controlar al pueblo trabajador. La ley fue abolida en 1986 por la regulación eurpea. No obstante hoy en día algunas cerveceras escriben orgullosos en sus botellas que cumplen con la Ley de Pureza. ¿Has probado alguna de estas cervezas? ¿Qué te ha parecido? Te animamos a que comentes en nuestra web tu experiencia. Artículo escrito por: Blai Muñoz.